Cuando el Patronato de la Fundación Víctimas del Terrorismo, reunido a primera hora de la mañana el 16 de junio en el palacio de Zurbano de Madrid, recibió la triste noticia del fallecimiento de Ana María Vidal-Abarca, la primera reacción del máximo órgano rector de la Fundación fue buscar la manera de obtener un reconocimiento institucional y público a la figura de su antigua y querida presidenta.