FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NÚMERO 86

26 ACTUALIDAD A menudo pienso en el 10 de marzo de 2004, trato de recordar lo que fue un día normal, de trabajo en mi caso, comida con compañeros, vuelta a casa, llamada telefónica. Un día sencillo de los que en ocasiones no apreciamos y caen en el saco inmenso de eso que llamamos rutina. A partir del 11 de marzo de 2004 aquel día en realidad fue un día especial. El 11 de marzo me despertó una llamada y ahí todo se puso alerta, un teléfono venga a sonar sin respuesta, la esperanza man- tenida, IFEMA, los amigos y familiares acompañando, las lágrimas según iban pasando las horas y según iban visitando hospitales sin encontrar a Rodolfo, y por fin, la realidad más dura que nadie debie- ra haber sufrido y sin embargo sufrimos tantos con las más de 190 víctimas: las incertidumbres y el dolor. También pien- so en todas las familias que lo sufrieron y en esos círculos concéntricos a los que les salpicó esta crueldad, los mas lejanos y los más cercanos, todos volcados en una dura y triste realidad que nos arrasó a todos y en la que asesinaron a Rodolfo y otros 190 seres irrepetibles. Llegó entonces el dolor, la pena, la ira, el silencio, el estar segura de que esta heri- da jamás se cerraría, tanta barbarie, todo el sinsentido, muchas lágrimas conteni- das, hacerse la fuerte, muchos abrazos, la cercanía, los que siempre estaban, y la ausencia de lo más querido, de Rodolfo, que nos dejó a todos los que le conocía- mos con el corazón roto. Reconstruir- nos y saber que no podía quedar así, que Rodolfo tenía que seguir vivo de la única manera que podíamos, creando una fundación, tratando de mantener viva su memoria desde la tolerancia, la convivencia y la solidaridad, siendo así memoria de todas las víctimas de estos EDUCANDO EN VALORES terribles atentados y de todos los atenta- dos perpetrados. Tras todo esto, una investigación y un pro- ceso judicial serio y responsable con una sentencia clara y firme de la Audiencia Nacional, demostrando la fortaleza del Estado de derecho y el respeto de las ga- rantías procesales. Las víctimas tuvimos nuestra participación en la sesión oral del juicio, aunque todos no pudieron ser pro- cesados por el suicidio del 3 de abril. En contraste resultó muy duro el juicio me- diático paralelo que removió el dolor de las víctimas y nos hizo mucho daño, sem- brando incertidumbre y dudas donde no las había, dificultando la gestión tan difícil de este duelo tan traumático. Es difícil olvidar ese 11 de marzo, muy difícil, y debo reconocer en mis palabras a todos los que nos acompañaron desde esos primeros momentos, cómo se vol- có la sociedad tratando de arropar en el dolor, mostrándose cercanos, con los vo- luntarios, con los psicólogos trabajando para gestionar ese duelo, con los médicos y sanitarios que vivieron sin duda horas duras tras tanta barbarie. Nadie está pre- parado para un atentado, los taxistas, los bomberos, la policía y todos los que apor- taron su parte tratando de gestionar una situación límite. Acompañando a todos ellos, la sociedad civil que llenó la calle de paraguas con un silencio atronador, mos- trando su determinación, su resistencia y su solidaridad. Y desde entonces hasta ahora, 20 años, que parecen pasar en un suspiro. Vein- te años, en nuestro caso, volcados en nuestra pequeña fundación, que ha ido creciendo y aprendiendo, con el claro ob- jetivo de rendir homenaje a todas las víc- timas del terrorismo y creer que la mejor POR ANA ISABEL HIDALGO OPINIÓN respuesta a quien pretende amedrentar a la sociedad a través de la destrucción y la barbarie es mantener la firmeza y la con- vicción en construir una sociedad abierta, una convivencia pacífica. Ponemos la tolerancia y la solidaridad como centro de nuestro trabajo, edu- cando en valores desde las etapas mas tempranas, porque todo queda, desarro- llando un campeonato deportivo porque el deporte bien entendido es base de la convivencia entre los jóvenes, premian- do ingenieros que desarrollan progra- mas para mejorar el mundo en el que vivimos, reconociendo personas y enti- dades que en su día a día aportan con su trabajo algo más, esa sensibilidad que les une a nuestros fines fundacionales, reco- nociendo a todas las manos amigas que nos ayudan, albergando conferencias de ponentes que desde cada uno de sus campos nos enseñan que el buen trabajo se puede hacer desde cualquier lugar y formando universitarios para construir una sociedad justa, valiente y con mucho que decir.

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