FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NÚMERO 87
41 EDUCACIÓN, CULTURA Y CONVIVENCIA Este es un libro de ausencia, de una vida truncada para Angélica y complicada para mí. De algún modo, también es una reivindicación de quién era yo a los 18 años, de quiénes éramos nosotros en ese momento”, explica Antonio. En su cama de hospital, el joven comen- zó a componer poesías sin saber que un día se convertirían en un poemario en recuerdo de su amiga: “Ya escribía poesía antes del atentado, pero cuando me entero del asesinato de Angélica co- mienzo a crear elegías con el propósito de dejar por escrito lo que estaba sin- tiendo en esos momentos, como home- naje a ella. Mi intención no era escribir un libro, escribir se convirtió en una ne- cesidad”. En su larga convalecencia, junto al con- suelo de sus padres, en los momentos difíciles, los libros y la escritura se con- virtieron en sus grandes aliados. Una suerte de terapia no buscada, pero a la vez balsámica. “No utilicé la escritura con un valor terapéutico consciente, pero me alegro mucho de haber comen- zado a escribir en aquellos momentos, porque el dolor no acaba, pero el dolor muta y, a veces, nos olvidamos de cómo nos dolía. En este libro hay poemas que retratan a un Antonio que ya no existe, que son reflejo de lo que viví en aquel tiempo”, recuerda. El título del libro nace a partir de un poema de César Vallejo, uno de sus au- tores de cabecera junto a Kavafis, con- cretamente: “Piedra negra sobre una piedra blanca”, donde el poeta peruano habla de los días jueves como testigos de una violencia cometida, de la injusticia y la crueldad. Antonio afirma que este poema le gustaba desde hacía mucho tiempo porque “conocía y apreciaba la obra de César Vallejo. Sin embargo, tras el atentado adquirió un significado dis- tinto para mí. Era como si el autor me hablara desde sus versos. Tomé presta- das esas tres palabras y fui guardando todos los poemas que escribía en una carpeta llamada los días jueves. Nunca pensé que esa colección de poemas aca- baría dando vida a un libro”. LLEGADA A ÍTACA Con la publicación del poemario en 2022, Antonio concluyó su particular viaje a Ítaca, porque asegura que “ha sido un camino muy largo y ha estado lleno de aprendizajes. Era difícil para mí reconocer en los poemas de ese libro el puñado de versos que yo iba guardan- do en un cajón. Tras el tiempo transcu- rrido, ahora puedo asegurar que el viaje mereció la pena. Los lectores han sido muy generosos, la reacción de la gente ha sido muy positiva y, sobre todo, han conocido a Angélica”. Antonio espera que cuando el lector se acerque a su libro, "lo vea solo como un libro de poesía y que lo juzgue desde el punto de vista literario” ya que, según confiesa, "mi intención no era hacer un libro testimonio. Se han escrito obras con testimonios muy desgarradores, muy necesarios, pero yo no me siento capaz, hoy por hoy, de escribirlos”. El escritor está embarcado en un nue- vo proyecto en el que lleva trabajando varios meses. Sin abandonar del todo la poesía, está escribiendo una nove- la donde el argumento gira en torno al amor, un tema siempre presente en su obra: “El amor y la muerte son dos constantes en todo lo que escribo. Estoy inmerso en una novela corta con la res- ponsabilidad afectiva como eje vertebral del argumento. Con suerte, espero que el año que viene pueda ver la luz. Al mismo tiempo, y casi de manera simbiótica, es- toy escribiendo un poemario que puede terminar formando parte de la novela. Sería un poemario escrito por el prota- gonista de la novela. Un poeta que inte- graría en la narración, un heterónimo al estilo de los creados por Pessoa. Lo ten- go que valorar, pero es una idea a la que llevo tiempo dando vueltas". • Los días jueves es un libro que habla de la pérdida, pero es también un canto al recuerdo y a la amistad En los momentos difíciles, los libros y la escritura se convirtieron en sus grandes aliados. Una suerte de terapia no buscada, pero a la vez balsámica
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