FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NÚMERO 87

70 LIBROS JUAN MARÍA ARALUCE El defensor de los fueros asesinado por ETA LAS RAÍCES DE UN CÁNCER Historia y memoria de la primera ETA (1959-1973) Autor: Juan José Echevarría Pérez-Agua Editorial: Almuzara Año: 2024 Autor: Gaizka Fernández y Santiago de Pablo Editorial: Tecnos Año: 2024 Uno de los dieciséis miembros de los dos decisivos Consejos del Reino, en los que se desató el nudo dejado por Franco al rey Juan Carlos, dando pie a la Transición democrática. El legado de Juan María de Araluce Villar fue enterrado en el olvido, a pesar de ser quien deshizo los nudos del centralismo franquista, incluso mientras el dictador aún vivía. Como tradicionalista, fue el arquitecto de la reinstau- ración del Concierto Económico, al interpretar los fueros como un elemento consustancial a la Monarquía restaurada tras la muerte de Franco. Miembro crucial del Consejo del Reino, aspiraba a dotar a su tierra natal, Vizcaya, y a su tierra de adopción, Guipúzcoa, de autonomías dentro del marco español. Su trayectoria política estuvo enfocada en recuperar algo que, en su infancia, era común y que incluso persistió bajo el franquismo: el sentimiento proespañol de muchos vascos. Por eso, en 1976, fue asesinado por una ETA que no solo se oponía frontalmente a esta visión, sino que rechazaba la mera existencia de un recuerdo que el totalitarismo no estaba dispuesto a aceptar. Como presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Araluce fue un hombre esen- cialmente religioso. El cristianismo marcó cada aspecto de su vida, y su matri- monio y paternidad, con nueve hijos, no disminuyeron su compromiso, que superaba el de muchos fieles laicos. Su vida estuvo marcada por peligros, desde la Guerra Civil, donde defendió su fe, hasta la amenaza de los falangistas. Fi- nalmente, fue asesinado para silenciar su propuesta descentralizadora y borrar su memoria, una injusticia que estas páginas buscan remediar. Cuando en julio de 1959 un puñado de jóvenes pusieron en marcha ETA, nadie podía saber la trascendencia que iba a tener en los siguientes sesenta años. Aquel grupúsculo no parecía representar un gran peligro ni para la dictadura franquista ni para el nacionalismo vasco tradicional. Durante los primeros años su actividad apenas llamó la atención. No obstante, ya había indicios de que la apuesta por la "lucha armada" tendría graves consecuen- cias. En uno de sus boletines se explicitaba: "ETA no se intimida y siempre de cara a la verdad no teme utilizar métodos considerados violentos por algunos patriotas pusilánimes y timoratos". Precisamente uno de esos patriotas, el veterano dirigente del PNV Manuel Irujo, profetizó en 1962 que "ETA (...) es un cáncer que, si no lo extirpamos, alcanzará todo nuestro cuerpo políti- co". Seis años después, el grupo decidió empezar a matar. Al cruzar la "línea invisible", ETA puso en marcha una espiral de acción-reacción-acción cuyas trágicas secuelas llegan a nuestros días. Esta obra se acerca a la historia de la primera ETA, desde su nacimiento en julio de 1959 hasta el asesinato del presidente Luis Carrero Blanco en diciembre de 1973. Los autores analizan episodios históricos como las prime- ras bombas de la organización, el proceso de Burgos, la represión franquis- ta o las muertes de Begoña Urroz, Javier Batarrita, José Antonio Pardines, Melitón Manzanas y Txabi Echebarrieta, así como la (des)memoria de tales acontecimientos en el contexto de la llamada "batalla del relato".

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