FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NÚMERO 90
74 TESTIMONIO “Los programas de víctimas educadoras son muy importantes para que los jóvenes puedan escuchar el testimonio en primera persona de una víctima, pero si eso queda en una experiencia aislada en un curso concreto, no sirve de gran cosa” primera persona de una víctima, pero si eso queda en una experiencia aislada en un curso concreto, no sirve de gran cosa. Mirando hacia el futuro, ¿qué mensa- je le gustaría transmitir a las personas que atraviesan situaciones difíciles al haber sido afectadas por la violencia? ¿Qué consejo les daría a aquellos que aún luchan por cerrar la herida tras ha- ber sido víctimas del terrorismo? Es difícil porque no hay una clave má- gica universal. Cada proceso es único y merece el mayor respeto. Me atrevería a decirles que no están solas, que se animen a contar su relato para que nadie pueda tergiversar o negar la verdad de lo que les ocurrió, tal y como fue, por ellas y por sus personas queridas que ya no pueden hacerlo. Nadie mejor que ellos para recor- dar y transmitir la memoria a las futuras generaciones. ¿Cuál es su visión sobre un futuro en el que la paz y el entendimiento prevalez- can por encima de la violencia y el do- lor? Si pudiera compartir una reflexión final sobre cómo la búsqueda de una convivencia en paz y la memoria pue- den complementarse para promover un cambio positivo, ¿cuál sería? Me centro en el ámbito del País Vasco y Navarra porque es donde la pérdida com- pleta de valores y la perversión moral, al igual que el dolor y el sufrimiento oca- sionado tienen unas raíces profundas. Es imprescindible escuchar ese dolor, afron- tarlo y recogerlo, porque sólo de ese modo podremos construir los cimientos de una convivencia sana. Aún hay mucho silen- cio, sigue imperando el miedo en muchos lugares de Euskadi. Por otro lado, es donde el terrorismo de ETA aún cuenta con la legitimidad de una parte de la sociedad, y donde quienes lo apoyaron y alentaron desde los espacios sociales, educativos, culturales y políticos pretenden continuar como si aquello no hubiera ocurrido, pasando de puntillas sobre la exigencia de que reconozcan pú- blicamente la injusticia con mayúsculas de su actuación y que aquella causó un daño irreparable a las víctimas y a toda la sociedad vasca. Como reflexión para promover el cambio que necesita la sociedad apunto esta: un gran pacto social y político por la cons- trucción de la convivencia, que sirva de suelo ético mínimo desde el que se pue- dan implementar unas políticas públicas transversales que atiendan al objetivo de deslegitimación del terrorismo, la memo- ria, la recuperación de los espacios públi- cos como lugares de valores democráticos y la reacción unánime ante toda quiebra de ese suelo ético. •
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NTEwODM=