FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NÚMERO 91
70 TESTIMONIOS DE LAS VÍCTIMAS “La verdadera justicia sería que me devolvieran a mi madre, y eso no va a ocurrir” VÍCTOR PAVÓN GARCÍA H I J O D E M A R Í A C R U Z G A R C Í A M A R T Í N TEXTO: ANA GARCÍA El 12 de abril de 1985, una bomba esta- lló en el restaurante El Descanso, junto a la base militar de Torrejón de Ardoz. El atentado, aún sin resolver, dejó 18 muertos y 84 heridos. La mayoría de las víctimas murieron atrapadas bajo los escombros. Una de ellas fue María Cruz García Martín, una joven de 22 años, natural de San Fernando de He- nares, que trabajaba en la confección. Casi 40 años después, su hijo, Víctor Pavón, recuerda aquella tragedia que le arrebató a su madre cuando él ape- nas tenía tres años. Esta es también la historia de un hijo que tuvo que cre- cer con la ausencia de una madre que siempre ha estado muy presente. ¿Qué recuerda, o qué le han contado, de la noche del atentado? Lo que sé es lo que viví yo mismo aque- lla noche, siendo apenas un niño de tres años. A esa edad uno no entiende mucho, pero hay cosas que se te quedan graba- das. Tengo recuerdos sueltos, como des- tellos. Estaba jugando cerca de la puerta del restaurante, a pocos metros, cuando sentí algo raro, una sacudida. Y, de pron- to, ya no estaba allí. Cuando volví a ser consciente, me vi en otro lugar, llorando, con escombros alrededor. No sé cuánto tiempo pasó hasta que mi padre me encontró. Recuerdo que entramos a buscar a mi madre, pero no conseguimos dar con ella. Hace un par de años, por primera vez, me atreví a hablar con él sobre aquello. Nun- ca lo habíamos hecho. Le conté lo que re- cordaba y se quedó sorprendido: estaba convencido de que lo había olvidado por completo. Me dijo: “Sí, fue así. Te saqué como pude, el edificio se venía abajo. Tuve que dejarte con la policía para que te re- visaran porque tenías algo de metralla”. Luego sé que me llevaron al hospital. Eso es todo lo que recuerdo. ¿Cuándo fue consciente de que había sobrevivido a un atentado terrorista? No lo supe hasta que tenía diez años, o quizá un poco más tarde. Al principio ni siquiera sabía que mi madre había falle- cido en un atentado; no me lo contaron de inmediato, porque siendo tan peque- ño no lo habría comprendido. No tenía sentido explicarme algo así en aquel mo- mento. ¿Tiene algún recuerdo de su madre? ¿Cómo la describiría? No conservo un recuerdo claro, solo des- tellos de momentos fugaces: como aque- lla vez que me regañó por no querer co- mer un yogur y acabé tomándomelo. Me han dicho que era muy guapa, cariñosa y maravillosa, pero también de fuerte temperamento; cuando se enfadaba, era mejor no llevarle la contraria. Mi imagen de ella es una mezcla de recuerdos frag-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NTEwODM=