Podcast “Testimonios de las víctimas, verdad y memoria”

“Me llamo Silvia Gómez Ríos, soy enfermera, madre de 3 niños y tengo ahora 50 años. A mis 18 años, un miércoles, mi padre había ido a recoger a mi madre del trabajo para volver a casa. De paseo, les sobrecogió un coche bomba. En este atentado murieron mis padres, Eutimio y Julia, y un chico que pasaba con su coche, Antonio Ricondo”. De esta manera se presenta a los oyentes Silvia Gómez Ríos, víctima del terrorismo e invitada a aportar su relato en el primer episodio de “Testimonio de las víctimas, verdad y memoria”, el podcast de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.

¿Cómo eran Julia y Eutimio? ¿Cómo se ordenan los recuerdos de lo ocurrido? ¿Qué dos vidas se truncaron aquel 19 de febrero de 1992? Fue un año que, como recuerda Silvia, “parece muy lejano, pero en realidad fue ayer por la tarde. Un día sí y otro también el Telediario abría con imágenes del terrorismo”.

La protagonista de esta primera entrega del podcast de la Fundación de Víctimas del Terrorismo se refiere, entre otros muchos asuntos, a la ejemplaridad mostrada por las víctimas del terrorismo: “Si algo se puede destacar es la ejemplaridad de las víctimas en este país. Que nadie se haya tomado la justicia por su mano es incomprensible, porque hemos sufrido muchísimo, y que nadie lo haya hecho… eso es lo que tendrían que estar elogiando y dando valor”, relata Silvia.

Este primer episodio de “Testimonio de las víctimas, verdad y memoria” se encuentra ya disponible en la web de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, así como en Spotify y las principales plataformas de audio.

“Luis era mi compañero de vida. Cuando nos conocimos, vimos que éramos un complemento: a los dos nos encantaba viajar. Las dos grandes pasiones de Luis eran viajar y la familia. Le gustaba la geografía, no le gustaba conducir…”. Así era, según su viuda, el brigada Luis Conde de la Cruz, fallecido en el atentado que ETA perpetró el 22 de septiembre de 2008 en la residencia del Patronato Militar Virgen del Puerto de Santoña, en Cantabria. Luis y Lourdes pasaban allí unos días de vacaciones, como hacían por costumbre cada año. Frente al edificio, los terroristas habían aparcado un coche cargado de explosivos.

En este segundo episodio de “Testimonio de las víctimas, verdad y memoria” aporta su relato Lourdes Rodao. Con ella hemos hablado de los recuerdos que mantiene de aquel día, de cómo vivió el juicio contra los tres terroristas juzgados por el asesinato y de cuáles han sido sus “tablas de salvación” para, como ella nos cuenta, “seguir tirando para adelante”. “Para mí el deporte y ayudar a la gente son mi tabla de salvación. Empecé a correr porque me apetecía y empecé a ganar. Siempre que ganaba se lo ofrecía a mi marido. En dos horas de carrera ponía en limpio toda mi vida. Ha sido como decir: puedo y voy a poder”, nos cuenta Lourdes.

Este primer episodio de “Testimonio de las víctimas, verdad y memoria” se encuentra ya disponible en la web de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, así como en Spotify y las principales plataformas de audio.

Javier López vivió en primera persona, el 13 de mayo de 1978, el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en la localidad vizcaína de Galdácano. Aquella noche, varios miembros de la banda terrorista ETA abrieron fuego contra los guardias civiles y mantuvieron con ellos un intenso tiroteo que se prolongó durante cerca de 25 minutos. Javier intentó repeler el ataque desde el exterior de la casa cuartel, pero resultó herido de tres disparos: uno le afectó al riñón derecho, otro al hígado y otro a la columna vertebral. En el Hospital de Basurto le dijeron que probablemente no volvería a caminar jamás, pero gracias a su tesón consiguió salir adelante.

Actualmente, es el vicepresidente de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo y “víctima educadora”. En sus charlas habla de prevenir la radicalización violenta, de valores cívicos y de lo que nunca debió suceder y que no puede repetirse. En este episodio nos cuenta cómo se convirtió en víctima del terrorismo.

Cada vez que la Sociedad Deportiva Éibar jugaba un partido de fútbol en su estadio, la Policía Nacional activaba un dispositivo de seguridad. El 18 de diciembre de 1988, como cualquier otro domingo, un convoy formado por tres vehículos partió de la comisaría en dirección a Ipurúa. Aquella tarde, el equipo eibarrés se enfrentaba al Sabadell en un partido de Segunda División.

Sin embargo, todo cambió cuando ETA hizo estallar un coche bomba, cargado de explosivos y metralla, al paso del convoy policial. Un agente, José Antonio Barrado, perdió la vida, mientras que otros tres resultaron gravemente heridos. Entre ellos se encontraba Francisco Zaragoza, casado y padre de dos hijos, quien años después crearía la Asociación Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo. La historia que te contamos en este episodio es la de una víctima que sobrevive a un atentado terrorista, pero que aún muchos años después mantiene serias secuelas físicas y psicológicas.

El 4 de agosto de 2002, ETA atenta contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola (Alicante). La niña Silvia Martínez Santiago, de 6 años de edad, hija de un guardia civil, y Cecilio Gallego Alaminos, un hombre de 57 años que esperaba en la parada del autobús, mueren en el atentado. Hay además decenas de personas heridas, entre ellas Santos Hipólito Santiago, hermano de Toñi Santiago, madre de la pequeña Silvia Martínez. En el momento de la explosión del coche bomba, el hijo de Santos Hipólito, Borja Santiago, de tres años, se encontraba junto a su prima y su tía, y resultó herido. “Lo sigo recordando como si hubiera sido ayer”, señalaba Santos en un acto celebrado en 2022. “Y cada vez que se plantea concederles el tercer grado a esos asesinos, nos destrozan la vida. Es algo que solo puede entender quien ha sufrido un atentado terrorista”, añadía.

En este episodio contamos con el testimonio del tío de la pequeña Silvia, Santos Hipólito Santiago.

El 11 de marzo de 2004, a tres días de las elecciones generales y con una sociedad muy dividida por el apoyo del Gobierno a la intervención militar estadounidense en Irak, una célula yihadista colocó varias mochilas bomba en cuatro trenes de Cercanías de Madrid. Se produjeron 10 explosiones (en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, y en la calle Téllez) que mataron a 192 personas e hirieron a muchas más. Fue el peor atentado terrorista en la historia de España. Aquella mañana, Daniel Paz Manjón, de 20 años, tomó el tren para dirigirse a la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid, donde estudiaba. Perdió la vida en el tren que estalló en El Pozo. Su padre, Eulogio Paz, preside desde 2016 la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo.

Tres terroristas, miembros del Estado Islámico, intentaron penetrar el 13 de noviembre de 2015 en el estadio de Saint-Denis durante un partido de fútbol y, al no conseguirlo, hicieron estallar en el exterior los chalecos con explosivos que portaban. Era el inicio de una oleada de ataques en la ciudad de París que incluyó el ametrallamiento de restaurantes, bares y la sala de conciertos Bataclán. El resultado de esta noche de terror fue el asesinato de un total de 130 personas -de las cuales casi 90 lo fueron en la sala de conciertos- y las heridas sufridas por otras 350, convirtiendo el ataque parisino en la acción terrorista con más víctimas en Europa Occidental después de la masacre del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Entre las víctimas mortales hubo un ciudadano español, Juan Alberto González Garrido, quien asistió a la Sala Bataclán a escuchar en directo un concierto de música del grupo Eagles of Death Metal acompañado de su esposa Angela y su amigo Jean-Baptiste, ambos ilesos. Licenciado como Ingeniero Industrial (ICAI) en Madrid, en 2009 se trasladó a Francia, donde llevaba cinco años trabajando en el sector nuclear en la empresa eléctrica francesa EDF. Vivía en París desde 2012, donde desarrollaba su trabajo y estaba cursando el Master of Business Administration (HEC).

Manuel Broseta, catedrático de Derecho Mercantil y miembro del Consejo de Estado, fue asesinado el 15 de enero de 1992 en los jardines de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, cuando se dirigía a impartir clase. Dos miembros de la banda terrorista ETA se acercaron a él y uno de ellos le disparó un tiro en la cabeza. A continuación, ambos huyeron en un coche robado y cargado de explosivos, que luego abandonaron. El vehículo estalló cuando estaba siendo examinado por artificieros de la Policía Nacional, resultando herido de gravedad el agente José Vicente Martos.

Nacido en 1932, Manuel tenía tres hijos y había sido secretario de Estado con Adolfo Suárez y senador por Unión de Centro Democrático. En su honor, se creó la Fundación Profesor Manuel Broseta. En este episodio hablamos con uno de sus tres hijos, Bruno Broseta.

La casa cuartel de la Guardia Civil en Llodio (Álava) fue atacada al menos en tres ocasiones por la banda terrorista ETA: el 2 de mayo de 1985, el 14 de marzo de 1988 y el 26 de junio de 1989. A pesar de la gravedad de estos atentados, en ninguno de ellos hubo que lamentar víctimas mortales, aunque sí numerosos heridos y cuantiosos daños materiales. Uno de esos heridos, en la última de las tres acciones terroristas, fue el guardia civil Antonio Cabrera, quien el 1 de febrero de 2022, en un acto presidido en Valencia por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, recibió la Encomienda de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, que se concede a los heridos y secuestrados en actos terroristas.

José Manuel Sánchez es el único superviviente del peor ataque que ha sufrido el Centro Nacional de Inteligencia. Ocurrió el 29 de noviembre de 2003 y en él murieron siete agentes: Alberto Martínez, Carlos Baró, Alfonso Vega, Luis Ignacio Zanón, José Ramón Merino, José Carlos Rodríguez y José Lucas. La misión de todos ellos era apoyar a las tropas españolas que habían sido desplegadas en Irak tras la invasión del país por Estados Unidos. Los agentes viajaban en dos todoterrenos y, cuando se encontraban a unos 40 kilómetros de Bagdad, fueron atacados por varios hombres fuertemente armados que iban en otro vehículo. Los españoles trataron de defenderse, pero fueron cayendo uno a uno. José Manuel intentó buscar ayuda y estuvo a punto de ser secuestrado, aunque finalmente consiguió salvar la vida.

Ese día, la banda terrorista ETA hizo explotar un coche bomba, a las ocho y media de la tarde, junto a la casa cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola (Alicante), cerca de varias paradas de autobús. La fuerte explosión provocó la muerte de una niña, Silvia Martínez, que se encontraba en el interior de la casa cuartel, y de Cecilio Gallego, un hombre que en ese momento estaba esperando al autobús para regresar a su domicilio, en Torrevieja (Alicante). Además de los dos asesinados, hubo decenas de heridos y se produjeron cuantiosos daños materiales.

El 13 de septiembre de 1974 ETA atentó contra la cafetería Rolando, causando trece víctimas mortales y setenta heridos.

Fue el primer atentado indiscriminado de la banda terrorista. Ahora, coincidiendo con su cincuenta aniversario, la Fundación Víctimas del Terrorismo ha organizado una exposición, In Memoriam por las víctimas, en la Real Casa de Postas de Madrid, del 9 al 15 de septiembre, titulada “Cincuenta imágenes para la memoria”. Fotografías del fondo documental de la agencia EFE,  acompañadas de este testimonio sonoro de cuatro víctimas del atentado. Son las voces creíbles de Natividad Astudillo, María Isabel Lobo, Alicia Gómez y Baldomero Barral.

Cristina Cuesta es víctima del terrorismo porque su padre, Enrique Cuesta Jiménez, fue asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en San Sebastián, el 26 de marzo de 1982. En este episodio escucharás un resumen de la conservación que hemos mantenido con ella en la Fundación Víctimas del Terrorismo.

Sabrás cómo era su padre, Enrique; el motivo de que se hable de una situación de “desamparo” que las víctimas del terrorismo experimentaban por aquellos años, y qué mensajes intentar trasladar Cristina a quienes asisten a sus charlas divulgativas.

Este episodio está dedicado a la memoria de Pedro Antonio Blanco García, teniente coronel del Ejército de Tierra, asesinado por ETA en el año 2000. Estaba casado y era padre de dos hijos de 16 y 11 años. Su asesinato fue el primero después de que ETA anunciara la ruptura de la tregua que había decretado en septiembre de 1998.

Recibimos en la Fundación Víctimas del Terrorismo, además de a su viuda Conchita Martín, a su hija Almudena, una adolescente en el momento del asesinato de su padre.