Fue en los Jardines del Moro, Palacio de la Zarzuela, donde se celebró en la tarde del 11 de marzo, presidido por el Jefe del Estado y el presidente del Gobierno, un emotivo acto de Estado en reconocimiento y memoria a todas las víctimas del terrorismo, enmarcado en la conmemoración del Día Europeo del Recuerdo de las Víctimas del Terrorismo. Ese día se cumplían 17 años del mayor atentado terrorista en suelo europeo, 11 de marzo de 2004, con 193 personas inocentes asesinadas y casi dos heridos, un execrable acto que motivo la inclusión en el calendario ese día de reconocimiento europeo a las Víctimas.
El acto comenzó con la interpretación de los Himnos Nacional y Europeo, tomando la palabra a continuación la periodista Pepa Bueno, conductora del acto, para recitar el poema “Las cicatrices”, de Piedad Bonnett. Posteriormente se dio lectura del preámbulo y del artículo 1 de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de 10 de diciembre de 1948, a cargo de Alejandra Castellanos y de Carlos Pesquero, dos jóvenes estudiantes del Instituto «Las Musas» de Madrid, a la que siguió la interpretación del Réquiem “Lacrimosa” por Bárbara de Braganza de José de Nebra, por la Orquesta Nacional de España.
Ya en el turno de intervenciones, Tomás Caballero, en un discurso muy reivindicativo con la verdad, memoria y dignidad que merecen las víctimas del terrorismo, instó a todas las instituciones a asumir que el relato del terrorismo no puede manipularse. «Es preciso que los terroristas vean que sus ataques son en vano, que el horror sembrado no les permite obtener ningún rédito, ni a corto, ni a largo plazo. Y para ello es esencial que todos asumamos que el relato de lo sucedido no se puede manipular, y que ninguna coyuntura política puede justificar que se permita a los terroristas blanquear su imagen».