En esta edición, con el premio Derechos Humanos Adolfo Suárez el Jurado ha querido reconocer, coincidiendo con el XXV aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, a toda la sociedad española como impulsora de las movilizaciones que dieron lugar al nacimiento del conocido como ESPIRITU DE ERMUA, un término que hace referencia al carácter del movimiento cívico espontáneo surgido tras el secuestro y posterior asesinato del concejal popular a manos de ETA, entre los días 10 y 12 de julio de 1997.
Un espíritu de Ermua que se materializó en manifestaciones espontáneas en toda España como expresión de la solidaridad con el secuestrado en un principio y, por extensión, con todas las víctimas del terrorismo de ETA más tarde.
El movimiento supuso un punto de inflexión en la percepción que la sociedad española tenía de la actitud de la sociedad vasca ante el grupo terrorista, siendo las manifestaciones cívicas que se sucedieron durante esos días de las más multitudinarias de la historia reciente de España.
Además, el término fue acuñado para hacer referencia a la unidad de todos los partidos democráticos contra ETA y su entorno.