A debate la importancia de la educación y el testimonio de las víctimas
Con presencia del presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo
Vitoria-Gasteiz acogió los días 8 y 9 de octubre la Conferencia Internacional de Victimas del Terrorismo, bajo el lema “La educación como instrumento para la prevención, la construcción de la paz y el empoderamiento de las víctimas del terrorismo”, presidida por S.M. el Rey Felipe VI y organizada por Naciones Unidas y los Ministerios de Asuntos Exteriores e Interior, con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad.
El rey de España, tres ministros y más de 400 invitados de 23 estados miembros de la ONU, organizaciones internacionales, instituciones, víctimas y miembros de la sociedad civil participaron durante dos días en este importante simposio.
El acto inaugural, en la tarde del martes 8, en el auditorio María de Maeztu del Palacio de Congresos Europa de Vitoria, se inició con un Aurresku de bienvenida, seguido de las intervenciones de representantes de víctimas y supervivientes del terrorismo; del secretario general de la oficina de lucha contra el terrorismo de las Naciones Unidas, Vladimir Voronkov -por videoconferencia-; de los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Fernando Grande-Marlaska y José Manuel Albares, respectivamente; y del lehendakari del Gobierno Vasco, Imanol Pradales.
En su intervención, el rey puso en valor el papel educador que juegan las víctimas del terrorismo y su capacidad de transformar a la sociedad en la búsqueda de una convivencia en paz, además de elogiar su “compromiso con la libertad y la solidaridad”, para definirlas como un “faro ético para toda la sociedad” y cuyo testimonio debe llegar a la sociedad, “en especial a los jóvenes”, porque sirve para prevenir la violencia.
También ensalzó “el papel de las víctimas como educadores, comunicadores, agentes para la paz y la prevención de la violencia” y consideró “muy importante que sus vivencias, a menudo traumáticas y desgarradoras”, lleguen a la sociedad.
“Que el círculo vicioso de la violencia se transforme gracias a su palabra en un círculo virtuoso de aprendizaje”, deseó el monarca en referencia al motivo central del congreso: la educación como herramienta a la prevención, la consolidación de la paz y el empoderamiento de las víctimas del terrorismo.
Previamente, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, como el de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, elogiaron el papel protagonista de las víctimas del terrorismo como “símbolo de la defensa de la paz, la libertad y la democracia frente a la desolación terrorista” y expresaron el compromiso de España con los principios de Naciones Unidas y con las víctimas, mientras que el lehendakari, Imano Pradales, por su parte, destacó que tras décadas de terrorismo, en Euskadi “cada vasco tiene su propia experiencia” por los atentados sufridos, todos con “el mismo denominador común: el uso de la violencia para acabar con quien no piensa igual; bombas para combatir ideas”.
Por ello, subrayó que “en relación con el terrorismo y la violencia existe el deber de reconocer el daño causado, de pedir perdón, de condenar aquello que nunca debió ocurrir y de asumir responsabilidades”.
Vitoria-Gasteiz, abanderada de los valores democráticos
Previamente, a las diez de la mañana, la alcaldesa de Vitoria-Gasteiz, Maider Extebarria, protagonizó la sesión de apertura de la Conferencia Internacional, subrayando que es “un honor” acoger una cita de alto nivel que convierte a Vitoria-Gasteiz “en la abanderada mundial de los valores democráticos y la lucha contra el terrorismo”, por lo que animó a los presentes a colaborar para levantar “un dique contra la intolerancia y el terror”.
En su discurso de bienvenida, la alcaldesa puso en valor “el esfuerzo y el coraje de las víctimas y su papel como agentes de cambio” tras recordar que España ha sufrido durante décadas “la espiral de odio” del terrorismo, aunque “afortunadamente, hoy el mundo nos mira por un motivo muy distinto”, informó el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en nota de prensa.
Etxebarria explicó que la Conferencia Internacional va a permitir “activar los mecanismos de promoción de los derechos de las víctimas y la mejora de la colaboración internacional para atender sus necesidades. Sus voces y el relato de lo sucedido –agregó – “nos marcan el camino para construir una sociedad más justa. Una sociedad resistente, sí, pero también una sociedad en paz, cohesionada y tolerante. Son los parámetros con los que deben convivir las nuevas generaciones”.
La voz de las víctimas
A continuación, turno para las voces de víctimas internacionales del terrorismo, quienes trasladaron a un repleto auditorio sus experiencias personales, su relato en primera persona, en el primer panel de los cuatro programados, bajo el título Voces de resiliencia: las víctimas del terrorismo como promotoras y educadoras de la paz.
Como argumento central, el papel fundamental que pueden desempeñar las víctimas del terrorismo como agentes de cambio y educadoras de la paz, y en cómo sus voces pueden ayudar a generar conciencia sobre las consecuencias humanas del terrorismo y el extremismo violento.
Un panel moderado por Ana Izar, Jefa de la Unidad de Víctimas del Terrorismo de la Oficina Contra el Terrorismo de las Naciones Unidas (UNOCT), que contó con la participación de Juan Benito Valenciano, presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo; Merlie Mendoza, víctima filipina del terrorismo; Cliford Chanid, vicepresidente ejecutivo y director del Memorial de Estados Unidos; Ana Evans, víctima argentina del terrorismo, y Roula Helou, presidenta de la Asociación libanesa de Víctimas del Terrorismo -por videoconferencia-.
«Ser afectado por el terrorismo ha supuesto un compromiso fundamental con la sociedad, para que estos actos que han destruido vidas y familias no se vuelvan a repetir», destacó el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo, quien desde el asesinato de su hijo Rodolfo en los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid, hace ya veinte años, viene trabajando “para trasladar a la sociedad valores de democracia, justicia, libertad e igualdad. Para mí, un acto en recuerdo de mi hijo y para mantener viva toda la memoria de las víctimas del terrorismo”.
Siempre con el objetivo de que la memoria y el recuerdo tenga continuidad. “Espero poder seguir haciéndolo durante muchos años más, para contribuir a la construcción de la paz”.
“Me preocupa la ignorancia sobre lo acontecido de los más jóvenes”, subrayó Benito Valenciano, para incidir en la necesidad de realizar actuaciones para llegar a las nuevas generaciones, siempre “desde el mayor respecto a la memoria de las víctimas.”
«Impacta ver el interés con el que siguen la narrativa y la importancia que tiene para ellos. La educación es fundamental para la prevención», señaló el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo.
Una educación de los más jóvenes, también en las edades más tempranas, que ayudan a que estén mejor “armados para rechazar la violencia y abrazar la paz”.
Especialmente emotivo fueron las palabras de Ana Evans, para quien «más allá de las heridas visibles en el cuerpo, están las del alma». Ella perdió a su marido en un ataque terrorista en Nueva York y ahora se ha convertido en defensora en Argentina de la Educación para la Paz, Protección y Apoyo a los niños víctimas del terrorismo.
Y es que Eva tuvo que afrontar cómo trasladar la muerte de su marido a sus hijos. Niños que vivían «dentro de su burbuja de niñez y ahora saben de maldad, horror, ausencia, orfandad, injusticia, soledad, angustia, tristeza y nuevos e inexplicables miedos».
Proyección de “La infiltrada”
Paralelamente a las sesiones plenarias, la Conferencia Internacional diseño en un amplio programa social de actividades, entre las que destacó la proyección de la película “La infiltrada”, organizada por la Fundación Víctimas del Terrorismo en la tarde del 7 de octubre, días antes de su estreno comercial en las salas de cine.
Fue un pase privado en el auditorio Francisco de Vitoria, con presencia de la directora de la película, Arantxa Echevarría, junto a una amplia representación de víctimas del terrorismo, autoridades y público en general.
La película, basada en hechos reales, cuenta la historia real de Aranzazu Berradre Marín, pseudónimo con el que se infiltró una policía nacional en la banda terrorista ETA durante 8 años.
Tras pasar varios años infiltrada en los ambientes de la izquierda abertzale como una joven simpatizante más de la banda terrorista ETA, consigue lo que buscaba: ETA contacta con ella. Necesitan que aloje en su piso a dos etarras que tienen el objetivo de preparar varios atentados. A partir de este momento empieza la misión más difícil de su vida: ir informando a sus superiores mientras convive con dos terroristas que, si en algún momento sospechan de ella, no dudarán en asesinarla.
Finalizada la proyección de la película, se inició un coloquio con la directora y representantes de la productora, moderado por Carmen Ladrón de Guevara.