En el IES Rey Pastor, Moratalaz (Madrid)
El Centro de Psicología Bertrand Russell está liderando un plan de detección y prevención precoz de la conducta relacionada con el extremismo violento en el I.E.S. Rey Pastor, en el distrito de Moratalaz (Madrid). Una iniciativa, dirigida a estudiantes de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) e impulsada por la Fundación Víctimas del Terrorismo para contribuir a la lucha contra el extremismo violento.
Entre los objetivos del proyecto, detectar y reducir los factores de riesgo que pueden llevar a jóvenes a procesos de radicalización violenta, en base a investigaciones previas que han identificado elementos clave en la aparición de este fenómeno. Según destacan estudios realizados por expertos en psicología social y cognitiva en países nórdicos, la educación, el desarrollo de la resiliencia y la promoción del pensamiento crítico son algunos de los aspectos fundamentales en la prevención.
La educación frente a la radicalización
La educación como prevención de la radicalización ya aparecía como aspecto destacado en la Estrategia Nacional contra el Terrorismo 2023, donde se advierte sobre la necesidad de actuar en la prevención para evitar el adoctrinamiento y reclutamiento de jóvenes por parte de grupos extremistas.
En esta línea de trabajo, el programa, cuya fase piloto acaba de finalizar en sus dos primeras etapas en el IES Rey Pastor, se ha centrado en la detección precoz de adolescentes en riesgo mediante cuestionarios y entrevistas individuales, con el fin de intervenir antes de que se produzca una escalada en su conducta.
Como añadido, además de los alumnos, también profesores, orientadores y familias han recibido formación para actuar como agentes preventivos.
“Es fundamental que el entorno cercano de los adolescentes tenga herramientas para identificar señales de alerta y actuar a tiempo”, en palabras del director técnico del programa, especialista en prevención.
Tres fases para una intervención integral
El programa está estructurado en tres fases. La primera, desarrollada entre enero y febrero de 2025, estuvo enfocada en el diseño del plan y la preparación del material de intervención. La segunda fase, que se ejecutó entre febrero y junio de 2025, ha incluido la aplicación de cuestionarios de detección en institutos, entrevistas con adolescentes en riesgo y la impartición de talleres de prevención tanto para los estudiantes como para sus familias y profesores.
Y con el objetivo de evaluar la eficacia real de la intervención a medio y largo plazo, la tercera y última fase va a consistir en el seguimiento del impacto del programa. Se analizarán los resultados obtenidos en los adolescentes que participaron en los talleres y se compararán con los de aquellos que no asistieron.
El programa cuenta con la participación de especialistas en prevención, psicólogos del Centro Bertrand Russell y un asesor técnico en metodología de la Universidad Autónoma de Madrid. Su trabajo se apoya en estudios previos sobre los factores psicológicos que influyen en la radicalización, como las distorsiones cognitivas, la percepción de amenaza cultural o el bienestar emocional de los jóvenes.
En definitiva, una iniciativa pionera en España, que puede servir de referencia para futuras estrategias de prevención a nivel nacional. La clave, según los expertos, está en abordar el problema desde la educación y el apoyo psicológico, en lugar de esperar a que el riesgo se materialice en conductas violentas.