El año 2014 estará siempre asociado a la triste noticia del fallecimiento de nuestro presidente de honor, Adolfo Suárez, un hombre comprometido que, en 2002, aceptó sin vacilar la propuesta de presidir la recién creada Fundación Víctimas del Terrorismo. Retirado ya de la política, quiso dedicar los últimos años de su vida pública a las víctimas del terrorismo, con quienes consideraba que la sociedad española tenía una deuda pendiente, y así lo hizo mientras la enfermedad se lo permitió.