Miguel Ángel Blanco murió asesinado por ETA el 13 de julio de 1997. Pero su muerte no fue una más. Su agonía transmitida a cámara lenta, durante las 48 horas del plazo imposible dado por los verdugos, cambió la perspectiva sobre la violencia etarra, abriendo los ojos a la gran mayoría de la sociedad española en general y de la sociedad vasca en particular. El concejal de Ermua podía haber sido el hijo, el hermano, el novio, el amigo de cualquiera, pensara como pensase, fuera del partido que fuese. Así lo expresa su madre, Consuelo Garrido: “Miguel Ángel no es mi hijo, es el hijo de todos”.
Editor: Esfera de los Libros.
Fecha: 2016.