Se cumple un año desde que Bildu llegó al poder en ayuntamientos y diputaciones del País Vasco y Navarra y en ningún momento de estos más de doce meses transcurridos los representantes bildutarras han condenado la historia de terror de ETA. Más bien dan a entender todo lo contrario, como el diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, que ha pedido una amnistía para todos los presos de la banda terrorista, incluidos los condenados por delitos de sangre. En este último año hemos descubierto otro elemento de cohesión entre los que se agrupan en la
denominada Izquierda Abertzale y los que todavía tienen las pistolas enfundadas y las bombas en los zulos. Parece que mantienen un pacto basado en la no disolución de ETA y en negar la condena como elemento de fuerza para el futuro.
La reciente legalización de Sortu viene a avalar la estrategia diseñada por la Izquierda Abertzale de cara a las próximas elecciones autonómicas en el País Vasco. Pero esta legalización, por cinco votos negativos contra seis favorables, no va a cambiar, según los analistas, nada en la postura que mantienen Martín Garitano y los suyos. Lejos de condenar a ETA, saben que con el “rechazo” a la violencia es más que suficiente para satisfacer a nuestro Estado de Derecho. Nadie les obliga, por tanto, a condenar la historia de terror de ETA.