Más allá del ciberterrorismo o los atentados indiscriminados, la amenaza yihadista encuentra su principal arma en el discurso del miedo como quedó patente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, 11 de marzo de 2004 en Madrid y 7 de julio de 2005 en Londres, en los que miles de personas perdieron la vida y Occidente su confianza. Comenzaba entonces un peligroso proceso: el terror daba paso a un posible recorte de libertades y derechos en aras de una seguridad ficticia. Esta es la verdadera amenaza del terrorismo islamista. Si lo consiguen, si destruyen nuestra libertad, en parte ya habrán ganado.
Editor: Planeta.
Fecha: 2010.