Fueron necesarias muchas cosas para que el 6 de diciembre de 1978 entrara en vigor la Constitución Española. Fue necesario, en primer lugar, el consenso de fuerzas políticas de muy diferente tendencia, que aceptaban un escenario normativo común para la búsqueda de sus diferentes objetivos. Fue necesario el apoyo de una amplia mayoría de la población, que buscaba conjuntamente un marco regulador para un nuevo modelo de convivencia. Fue necesario superar viejos rencores, desconfianzas y enfrentamientos. Fue necesario transigir y negociar. Fue necesario trabajar conjuntamente —los partidos políticos y el conjunto de la sociedad española— para buscar lugares de encuentro, sitios comunes a partir de los cuales iniciar la construcción de una sociedad plural, tolerante y libre.